Revisa la evolución de los determinantes sociales de la salud en España de 2010 a 2021 y ha sido publicado en la Revista Española de Salud Pública
Las desigualdades sociales afectan a la salud de las personas y el estudio de dichas diferencias entre los diversos grupos sociales resulta fundamental para el abordaje de las inequidades, tal y como evidencia un trabajo de investigación en el que participa el Observatorio de Salud Pública de Cantabria (OSPC), titulado ‘Los determinantes sociales de la salud en España (2010-2021): una revisión exploratoria de la literatura’, y que ha sido publicado en la Revista Española de Salud Pública del Ministerio de Sanidad.
El trabajo ha sido desarrollado por los especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública Miguel Ruiz Álvarez, del Ministerio de Sanidad; Adrian Aginagalde Llorente, director del Observatorio de Salud Pública de Cantabria, y Juan del Llano-Señarís, director de la Fundación Gaspar Casal, que han analizado todos los informes y estudios desarrollados en España desde el año 2010, ya que en 2011 se aprobó en España la Ley General de Salud Pública 33/2011 con la equidad como uno de sus principios rectores.
Así, el artículo señala que los determinantes sociales de la salud más estudiados en España son los relacionados con las variables sociodemográficas, como la capacidad económica, el nivel educativo, la raza, etcétera y que los trabajos de investigación realizados no siempre se abordan desde una perspectiva interseccional.
Por ello, subrayan, la investigación futura sobre los determinantes sociales de la salud, la vigilancia en Salud Pública y el desarrollo de los sistemas de vigilancia de la equidad deben adoptar un enfoque interseccional, que también integre la explotación de la información demográfica de las Administraciones Públicas y la sanitaria. De este modo, apuntan, se podrá acceder a una “mejor comprensión de los ejes sobre los que actúan las desigualdades, para así abordar de forma sistemática las principales causas y factores de riesgo de la morbimortalidad”.
Por el momento, de los trabajos revisados se desprende la confirmación de que a mayor desventaja social en cualquiera de las dimensiones estudiadas, se dan peores resultados en salud que empeoran aún más cuando se superponen varias circunstancias de desigualdad, especialmente en momentos de crisis, como por ejemplo, la pandemia de la COVID19, que ha puesto de relevancia que, aunque la susceptibilidad al virus es universal, la vulnerabilidad y transmisibilidad están condicionadas por los determinantes sociales, causando un mayor impacto entre los grupos socioeconómicos más bajos y en las minorías étnicas.
El trabajo resalta otros ejemplos en los que las inequidades se muestran más acusadas cuando coinciden varios determinantes sociales en salud. Así, en los estudios incluidos, la salud de las mujeres fue peor que la de los hombres, pero ésta fue aún peor en mujeres mayores, con nivel educativo y económico bajos.
Lo mismo ocurre analizando otras variables: la población rural presentó una peor salud visual, hizo un menor uso de la corrección óptica y tuvo un mayor riesgo de presentar dificultades graves relacionadas con la hipermetropía; la población rural femenina tuvo un menor conocimiento sobre la infección y vacuna frente al virus del papiloma humano que la población urbana; existe una asociación positiva entre el empleo precario y la mala salud mental, que es más profunda en mujeres y trabajadores inmigrantes no afiliados a la Seguridad Social, y entre las personas de 65 y más años, tanto la esperanza de vida como los años de vida con buena salud aumentaron con el nivel educativo, mientras que el bajo nivel educativo se asoció con fragilidad y discapacidad.
Son solo algunos ejemplos del ámbito de estudio de los determinantes sociales de la salud, un campo que aporta información y pone el foco en las inequidades con el objetivo de establecer acciones y proyectos para abordarlas.
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